"Va a hacer mucho calor a partir de ahora, Juani. Deja de comprar tanto libro y atiende, que este año habrá que ahorrar para el aire acondicionado."
Probablemente éste sea uno de los comentarios más comunes cuando se acerca el verano. La variación de dicho comentario será ligera: un nombre de mujer distinto y otro tipo de afición cultural (en el peor de los casos, ni afición, ni cultural). No sé si “la Juani, lectora habitual de novela rosa, conocerá las razones y consecuencias de ese calor, pero estoy prácticamente seguro de que su marido –“su Manolo” – no tiene ni la más remota idea.
Aunque le daré un voto de confianza a ese hombre, al que antes hemos llamado Manolo por ser algo más de aquí, más auténtico que llamarle Sr. X o cualquier tontería de esas. Volviendo a nuestro Manolo, diré que cabe la posibilidad –entre otras– de que sea un simple obrero que se levanta temprano por las mañanas y hace su jornada laboral –más larga de lo habitual– en horario partido. La empresa únicamente le da una hora de descanso y la gasta en coger el coche, volver a su casa, calentar las sobras de otro día en el microondas y después coger el coche para incorporarse nuevamente a su puesto de trabajo a la hora indicada. Tras el descanso, vuelve a jugarse su integridad física en algunas tareas y, al finalizar, vuelve otra vez a su casa viendo como las agujas de su coche le indican constantemente por donde se va escondiendo el sol. ...
Probablemente éste sea uno de los comentarios más comunes cuando se acerca el verano. La variación de dicho comentario será ligera: un nombre de mujer distinto y otro tipo de afición cultural (en el peor de los casos, ni afición, ni cultural). No sé si “la Juani, lectora habitual de novela rosa, conocerá las razones y consecuencias de ese calor, pero estoy prácticamente seguro de que su marido –“su Manolo” – no tiene ni la más remota idea.
Aunque le daré un voto de confianza a ese hombre, al que antes hemos llamado Manolo por ser algo más de aquí, más auténtico que llamarle Sr. X o cualquier tontería de esas. Volviendo a nuestro Manolo, diré que cabe la posibilidad –entre otras– de que sea un simple obrero que se levanta temprano por las mañanas y hace su jornada laboral –más larga de lo habitual– en horario partido. La empresa únicamente le da una hora de descanso y la gasta en coger el coche, volver a su casa, calentar las sobras de otro día en el microondas y después coger el coche para incorporarse nuevamente a su puesto de trabajo a la hora indicada. Tras el descanso, vuelve a jugarse su integridad física en algunas tareas y, al finalizar, vuelve otra vez a su casa viendo como las agujas de su coche le indican constantemente por donde se va escondiendo el sol. ...