martes, 29 de mayo de 2007

OLORES EN PELIGRO -- P3

... Pero volveré otra vez a la vida de nuestro Manolo, si se me permite. Resulta que hace unos días recibió una información dolorosa, “una verdad incómoda” como diría Al Gore. El mundo ha perdido toda sostenibilidad por culpa del exceso de CO2 en la atmósfera, situación que produce una retención del calor en el aire y en la superficie de la Tierra, alterando los distintos ecosistemas y ocasionando situaciones extremas.
Aún así, Manolo sigue viviendo como vivía antes, pero ahora, cuando va a tirar la basura observa bien el gran cúmulo de bolsas que hay junto al contenedor y exclama, con un vocabulario vulgar pero acertado: ¡El mundo se está yendo a la mierda!
Abre la puerta, deja las llaves junto al teléfono, besa a sus hijos, y cuida de ellos mientras su mujer hace la cena. Manolo es consciente de que a final de mes aún no ha estado lo suficiente con sus hijos porque parte de su tiempo desaparece para encerrarse a trabajar y pagar la hipoteca y la cuota por seguir viviendo. Y se pregunta qué hacer con su tiempo, con su vida. Y mira a sus hijos. Y piensa en hacer algo que llene de felicidad a esos dos enanos. Y cada vez está más cerca el verano, y este año no tienen suficiente dinero para irse de vacaciones. Y el verano será cálido. Y sus hijos son pequeños pero no se aburrirán. Su padre no piensa ir a hacer horas para comprarse un aire acondicionado que lance CO2. Enchufará el ventilador y jugará con sus hijos hasta que decidan caer rendidos por el cansancio. Y mirará a sus hijos mientras duermen. Y volverá a mirar el dinero y lo primero que se le pasará por la cabeza será guardarlo. Y con esos ahorros llevará a sus hijos a ver los bosques y los campos verdes tras un día de lluvia primaveral. Y les dirá que toquen la hierba y recuerden siempre el olor del verde. Y que miren lo bonitas que son las flores cuando les pones como fondo el mismo cielo. Y les dirá que todo aquello seguirá así si ellos quieren. Y ellos querrán. Y aprenderán a tener un motivo por el que luchar. Y guardarán la imagen de aquellos campos en sus poco experimentadas mentes. Porque querrán ver los mismos campos verdes que su padre les enseñó aquel día. Porque querrán saber a qué huelen los colores.

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